martes, 27 de agosto de 2013

La esclavitud del silencio obligado. Homenaje a Manning, Snowden, Assange... Aaron

La esclavitud del silencio obligado

Amigos y prójimos: los hampones, y fanatizados además, con dos, tres o más aberraciones, más drogas, incrustados en los poderes civiles, militares, económicos, judiciales, legislativos, ejecutivos, empresariales, políticos y religiosos, no solo nos impusieron la comprensión y la tolerancia equivocadas sino que nos están imponiendo y universalizando sus caprichos, vicios y anormalidades ¡”legalmente”! (para acabar de ajustar); caprichos, vicios y anormalidades a los que únicamente debemos y tenemos que permitir, compartir, alabar o respetar pues, si no, infringimos la “ley”; y a los que, jamás, por ningún motivo, podemos criticar y mucho menos impedir, estigmatizar, segregar o apartar de nuestras vidas.

En este momento histórico estamos invirtiendo todo: los anormales están imponiendo las leyes, las normas, las modas, los castigos, las marginaciones y, los escasos normales, estamos amordazados padeciendo el síndrome de discriminación por, ahora, pasar a anormales. Los “valores” que hoy reinan son los antivalores. Por ejemplo, prima el libertinaje en vez de la Libertad, la que ni siquiera alcanzó a definirse consensualmente, y ya, ¿quién sabe si habrá tiempo para hacerlo y para practicarla? Hoy, los Libres, Racionales, Solidarios y Capaces, aunque no perfectos, somos mirados y tratados como animales ponzoñosos y despreciables.

Si el mundo de la especie humana avanzaba muy temprano y vertiginosamente hacia su destrucción por el contagio de las aberraciones habituales por el dinero y el poder -con los que abusaba de la abundante ignorancia inducida, haciendo más y más débiles e indefensos a los pueblos-, ahora, con la salida masiva de los armarios, con el contagio pandémico y con la impunidad asegurada por los cómplices tocayos ubicados en los puestos de poder de todos los segmentos sociales, formando una telaraña universal de un ejército secreto que comulga con los mismos antivalores, hemos quedado apresados en sus redes, y la velocidad hacia el fin ha entrado en aceleración constante sin límite ni freno a la mano.

Cada normal se va quedando marginado y cada vez más solo, sin con quién hablar, estigmatizado cruelmente, acurrucado, como un sujeto despreciable, condenado a agonizar y a morir sufriendo lentamente la tortura de ver y sentir, impotente, este moderno circo romano destruyendo y destruyéndose con frenesí orgiástico imparable.
¿Cómo se te ocurre ser normal y legítimo, libre, hoy, aquí, en esta época… en la que el libertinaje –que jamás libertad- se ha impuesto y reina?

Parece que Rusia es la única nación que se ha dado cuenta de esto, de esta enfermedad degenerativa silenciosa que se ha expandido por todo el planeta, y que quiere enfrentar, evitar y poner freno al avance desaforado y envalentonado del reino invasor del libertinaje-permisividad-anormalidad… mostrando al “comportamiento natural normal en valores” como si fuera la enfermedad detestable e imposible.

¡Con cuánta facilidad y rapidez pasamos del segregacionismo y persecución inhumanas de los fanatismos intolerantes al reino del totalitarismo impuesto por los ayer perseguidos con saña! Parece una venganza macabra. En ningún caso civilización debida y correspondiente. Contra hipocresía enfermiza el más atrevido y descarnado cinismo. Los dos extremos ofenden e impiden la evolución potencial debida.
eco katío manguruma nasa, agosto 27 2013

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