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¿Quién es el único que puede amenazar, usar
y abusar (¡y lo hace y lo ha hecho!) de todas las formas y armas de lucha y de
tiranía?
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Obvio,
¡pues quien las tiene!
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¿Y
quién las tiene? ¡Pues el único, el imperio que nos domina!: MONSANTO, con sus
armas “alimenticias” de hambrunas-esclavitud-enfermedad-y-muerte, con sus armas
químicas, genéticas, biológicas, jurídicas, publicitarias, desinformativas,
manipuladoras, circenses, congresionales, deseducativas, religiosas, económicas,
militares, políticas, financieras, farmacéuticas, médicas ..., atómicas,
patentadas ilegítimamente, monopolizando brutalmente el conocimiento que le
pertenece a toda la Humanidad, nulas éticamente, y con sus ejércitos de
empresarios, de abogados y de títeres presidentes cómplices corruptos traidores
de sus pueblos de todos los colores e idiomas… armas que usa contra toda
población civil según la ocasión.
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Lo de
“todas las formas de lucha” de los
demás, de todos los demás desunidos, son balandronadas de perro que ladra no
muerde ni aunque deje de ladrar.
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Largo
tendido de muertos, ejecutados sin sentencia, torturados, mutilados, chantajeados,
cooptados, sobornados, amenazados, persuadidos a las buenas y sin dolor o a las
malas y con dolor físico o en el bolsillo o en la familia o en la dignidad o en
la voluntad o en la moral, o en el buen nombre o en la ética o en el exilio o
en el desprecio o en el olvido o en el ostracismo o en el olímpico
incumplimiento de derechos, deberes, leyes, Constitución… algunos pocos con una
sola mutilación, otros y otras, la mayoría, miles de millones, con doble,
triple o cuádruple mutilación o ablación: genital y cerebral y/o corporal y/o
estomacal.
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¿Y los
pueblos? ¡Ignorantes, sin valores básicos comunes, sin objetivos universales,
divididos, fanatizados, hacinados, entretenidos en un estadio, en una pantalla
o disputando un mendrugo de pan y compitiendo por un poco de agua o por un
trofeo, luchando encarnizadamente por un uniforme y una arma para defender a
los amos de todos!
¡Pueblos!
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En el
caso de que inicien otra guerra, no corramos, organicémonos con la estrategia
de 10, 20 o 100 contra un enemigo para volverlo pueblo: rodearlo, desarmarlo,
desnudarlo, desidentificarlo, emborracharlo, trasladarlo, perderlo, despistarlo,
educarlo, soltarlo en medio de un pueblo desarmado… así acabaremos con todos
los ejércitos del mundo… solo quedarán “Napoleones”, locos de remate, dando
órdenes que a todos nos harán reír y a ellos meditar y recapacitar. Inofensivos,
pues son cobardes. y, todos nosotros, a aprender practicando la Democracia
Participativa y a LiRScA.
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Algunos
moriremos, claro está.
Pero, valdrá la
pena. Por fin, la civilización debida.
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